Thomas Helder

Margaux se presenta en el entierro de un amigo de la infancia, años después de abandonar a los suyos sin explicación, y en la casa familiar en la campiña occitana resurgen con fuerza recuerdos de Ámsterdam y de ese rincón de Francia en el que crecieron, se amaron y, a veces, se mintieron; en Thomas Helder la narrativa pone en primer plano la necesidad de cerrar cuentas pendientes para seguir adelante, mientras el pasado y el presente se confrontan de modo íntimo y revelador. La novela, firmada por Muriel Barbery, recorre una única velada que cambia la vida de sus personajes y desvela cómo los lazos de la infancia y la amistad pueden convertirse en un salvavidas frente a las tempestades personales.

Con una prosa cargada de sensibilidad y sabiduría, Barbery construye un retrato vívido de un reducido grupo humano, desplegando una elegancia y un estilo narrativo singulares en el panorama literario europeo; el conjunto se presenta como «una emocionante meditación sobre lo que separa y une a los vivos y a los muertos, el amor y la amistad, la inocencia y la corrupción» (Madame Fígaro), y ha sido descrito como «un libro lleno de sensaciones, reflexión y gran belleza» (RTL) y «cautivador de principio a fin» (Marie France), cualidades que sostienen una lectura sincera y profundamente humana.