He aquí una ferviente defensa de la creación literaria, o un llamado a desobedecer las reglas del juego, o el resultado de una obsesiva (y compulsiva) reflexión en torno a las palabras. O como todo eso a la vez: como anuncia su título, este inusual libro apunta en direcciones múltiples.En estas once piezas, el autor da forma a un mundo personalísimo con desenfado, melancolía y una rara calidez. Las imágenes de amplitud generacional y los alegatos íntimos se mezclan con certeras observaciones sobre la creación, la traducción literaria, el acento, la extranjería, el aborto, la paternidad y la educación, y hasta con inesperadas disquisiciones sobre un pulpo de juguete o sobre los estados de ánimo de Mario Vargas Llosa. Instantáneas de la vida en Santiago, en Nueva York o en la terremoteada Ciudad de México pueblan este libro, que también incluye una delirante declaración de amor a Buenos Aires.
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