Solo unos cuantos devotos de la forma se han acercado a las radicales contribuciones que Rembrandt Harmenszoon van Rijn aportó al arte del autorretrato. Rembrandt desafió las convenciones consagradas por sus predecesores y transformó este formato en un medio capaz de comunicar profundidad emocional, en lugar de plasmar simplemente el aspecto físico en un ambiente adecuado o lujoso como era habitual. Con más de 80 obras que abarcan pinturas, grabados y dibujos, los autorretratos que el holandés realizó a lo largo de su vida son un medio para fijar lo efímero, ya sean momentos de evolución individual frente al paso inexorable del tiempo o de emociones y gestos faciales que desaparecen sin rastro con la misma rapidez con la que aparecieron. Durante las cuatro décadas en que fueron pintados, una constante llama la atención en todas las técnicas y estilos: el empeño de Rembrandt por presentarse desde múltiples perspectivas, de celebrar la multiplicidad del individuo y de apostar por un retrato natural y sin filtros de la expresión emocional. Esta monografía, publicada en conmemoración del 350¬∫ aniversario de la muerte del artista, presenta todos los autorretratos de Rembrandt en impresionante tamaño XL. Desde sus primeros experimentos cuando tenía 22 años hasta su último autorretrato pintado un año antes de su muerte, esta colección monumental es testimonio de una vida dedicada a revolucionar la práctica pictórica en forma y contenido.
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