Las cautivadoras imágenes creadas por Frida Kahlo (1907-1954) son, en muchos sentidos, la manifestación de un trauma. Sufrió un accidente de tráfico casi mortal a los 18 años, numerosos problemas de salud, un matrimonio turbulento y varios abortos que le impidieron tener hijos y, sin embargo, supo transformar todas sus aflicciones en arte revolucionario. En sus autorretratos reales y metafóricos, Kahlo contempla al espectador con una mirada audaz, negándose a ser una víctima pasiva y entrelazando símbolos de su experiencia en un híbrido lenguaje de vida surrealista: pelo, raíces, venas, enredaderas, tentáculos y trompas de Falopio. Muchas de sus obras también exploran los ideales políticos comunistas, que Kahlo compartía con Rivera. La artista describió sus cuadros como «lo más sincero que podía hacer para expresar lo que siento dentro y fuera de mi ser». Este libro ofrece un amplio repaso de la obra de Kahlo, que descubre su inagotable determinación como artista y su importancia como pintora, icono feminista y pionera en la cultura latinoamericana.
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