Los grandes escritores son inolvidables; pero los mejores entre los grandes son algo todavía más especial: una sombra que nos habla y nos persigue. Su obra constituye un espacio literario que parecer ser infinito, y como todo lo inexorable son un enigma al que volvemos e intentamos descifrar. Kafka es uno de ellos, y entre todos es quien quizás mejor representa la palabra inexorable. Crea un mundo perfectamente reconocible, un mundo entero que cae ante nuestros ojos como un telón definitivo. La experiencia de leer a Kafka es, a menudo, la tentación de abolir toda la literatura, salvo la escrita por él. Pero cuáles son los límites de su literatura? El drama íntimo con sus mujeres le brinda la estructura de sus novelas o justamente al revés? Las cartas y los diarios están dentro o fuera de la escena del escritor de ficciones? Se los puede leer como sus cuentos? Cuál es su relación con los antiguos, en especial con el mito de Prometeo? Cómo lee a Goethe y Baudelaire, precursores y antagonistas? En este hermoso ensayo, Luis Gusmán lee a Kafka como un escritor múltiple, que bajo su carácter sobrio y obsesivo, esconde pliegues que llevan a otros pliegues. Kafka es artista, doble, amante cruel, amante desencantado, lector, abogado y siempre escritor. Lúcidamente, Gusmán no pretende explicarlo; antes bien, con amor crítico, muestra sus claves y dobleces, lo expone. En suma: nos obliga a volver a leerlo.
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