Si hay algo que Bast sabe hacer es negociar. Verlo hacer un trato es ver trabajar a un artista…, pero incluso el pincel de un maestro puede errar. Cuando Bast recibe un regalo y lo acepta sin ofrecer nada a cambio, su mundo se tambalea. Pues, aunque sabe negociar, no sabe deberle nada a nadie. Desde el amanecer a la medianoche, durante el transcurso de un día, seguiremos al fae más encantador de la Crónica del Asesino de Reyes mientras baila con el peligro una y otra vez con asombrosa gracilidad.
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