El “blanco”, como tal, solo existe en nuestra percepción. Es inútil, por tanto, salir en su búsqueda. En lugar de ello, debemos encontrar el modo de sentir la blancura, ya que a través de este proceso tomaremos conciencia de un blanco ligeramente más blanco que el blanco que percibimos a diario. Esto, a su vez, nos hará ser conscientes de la sorprendente diversidad de blancuras que podemos encontrar en la cultura japonesa: por fin lograremos entender palabras como “silencio” o “espacio vacío”, y sabremos distinguir sus significados ocultos. A medida que adquiramos esta compenetración con el blanco, nuestro mundo se tornará más resplandeciente y sus sombras más acusadas. Y es que hoy en día experimentamos una racionalización de los sentidos. El arte del refinamiento ha ido cayendo en el olvido, ya no prestamos atención al detalle, a la abstracción mental y a la dedicación pausada. Este cautivador texto sobre “lo blanco”, obra del diseñador artístico Kenya Hara, es su viaje personal a través de conceptos, objetos y acciones —como el vacío, el papel o la ceremonia del té—, que constituye una iniciación a un universo de sutiles matices y refinamiento, además de la necesidad de revisar de manera crítica qué entendemos como sentidos.
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