Publicada a mediados del siglo XX y nacida de dos conferencias impartidas en la Universidad de Cambridge, en Una habitación propia la escritora Virginia Woolf combina ironía y talento narrativo para examinar cómo la discriminación sexual ha condicionado la creatividad de las mujeres.
Con agudeza crítica y una prosa que alterna la reflexión ensayística y la voz íntima, Una habitación propia explora las barreras materiales y simbólicas —desde la falta de espacio y recursos hasta la invisibilización histórica— y propone la independencia económica como vía liberadora. Esta obra ofrece una lectura profunda sobre las relaciones entre género, poder y creación, y sigue aportando herramientas conceptuales para comprender y replantear los debates contemporáneos acerca de la producción cultural femenina.