Cada tanto, la oscuridad vuelve a rondar nuestras sociedades, extrema posiciones y nadie entiende nada, porque solo se escucha a quien grita más fuerte. Mientras, los libros siguen en las estanterías, recordando que alguna vez elaboraron ese trauma, narraron esa herida, reuniendo conversaciones que a veces leemos como si pertenecieran a un museo de variedades, de cosas que no tienen que ver con el mundo que habitamos. Esas palabras no se escribieron en vano, están ahí como una salida y nuestros discernimientos pueden ser diferentes. La literatura es un largo hilo que reúne esas conversaciones y razonamientos que la humanidad ha sostenido desde que habita este planeta. En ella es posible encontrar esos rastros, huellas de diálogos, interrogantes, estéticas, ideologías, fantasías y búsquedas. Un libro es esa posibilidad de encuentro. Sobre todo, un libro es una pregunta.
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