Promediando este libro, Raymond Williams escribe: Guerra, revolución, pobreza, hambre; hombres reducidos a objetos y muertos en una lista; persecución y tortura; las cuantiosas formas de suplicios contemporáneos: sin embargo la cercanía e insistencia de estos hechos, no nos mueven, en el contexto de la tragedia. La tragedia, como sabemos, trata sobre otra cosa. Desde luego, es una invocación irónica, y esa ironía deja ver una de las preguntas centrales de la obra: ¿Qué es para nosotros la tragedia? Sabemos de su origen griego, y sabemos que esa cima no ha sido superada. Sabemos también que parece ser una carga no poder vivir el sentimiento trágico como un día se vivió en Atenas. ¿Eso es todo? Para Raymond Williams no. Lo que hace es recorrer la historia de la tragedia desde sus orígenes hasta el siglo XX, señalando las condiciones históricas y políticas de cada momento, las inflexiones de cada autor y cada movimiento según su época. Piensa la relación entre tragedia y revolución; cuestiona el estatuto del héroe; marca las huellas trágicas en Beckett, Chejov, Boris Pasternak o Pirandello. Al llevar lo trágico fuera del campo original (Grecia), abre la reflexión al modo en que la tragedia como género y como sentimiento ha sido vivida, negada o estilizada. Perdiendo de vista, en la mayoría de los casos, su potencia y capacidad para interpelar la política desde un ámbito inesperado. Inédito hasta hoy en español, Tragedia moderna es uno de los textos más poderosos y sorprendentes de Raymond Williams. Confirma su lucidez y su capacidad para repensar conceptos en apariencia cristalizados, y nos recuerda porque es uno de los teóricos más importantes del siglo XX.
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