Bob Chapman y Raj Sisodia presentan un modelo de liderazgo centrado en las personas que, desde 1997, ha generado moral, lealtad, creatividad y desempeño excepcionales. En Todo el mundo es importante muestran cómo Barry-Wehmiller renuncia a tratar a los empleados como funciones intercambiables y cuestiona las prácticas de «motivarse» con el palo y la zanahoria o los despidos como primera respuesta.
El libro narra cómo, ante la Gran Recesión, la empresa optó por la solidaridad organizacional: en lugar de despidos masivos, implementaron medidas creativas y compartidas para reducir costos sin sacrificar la dignidad de las personas, lo que reforzó la cohesión y la moral del equipo. Chapman y Sisodia combinan ejemplos concretos con un marco reflexivo que demuestra cómo dejar de ver a las personas como costes permite liberar talento, recuperar sentido en el trabajo y transformar la contribución individual en un propósito colectivo orientado al rendimiento sostenible.