Violet y Levi se conocen desde niños y su amistad se convierte en el eje que sostiene una vida entera. En Te espero en el fin del mundo se relata cómo ese lazo se transforma en un sentimiento inevitable: Levi desea echar raíces entre montañas mientras Violet quiere volar y comerse el mundo, y esa tensión entre estabilidad y libertad da lugar a una historia de amor cargada de intensidad y contradicción.
Andrea Longarela construye una narración íntima y emotiva donde una cabaña abandonada y una colección de figuras de madera actúan como testigos de decisiones que marcan para siempre. Con estilo preciso y penetrante, la novela explora cómo dos carácteres aparentemente opuestos —Levi, el chico que hacía muchas preguntas, y Vi, la chica que tenía todas las respuestas— encajan de forma sorprendente, ofreciendo un retrato profundo sobre el anhelo de pertenencia y el impulso de libertad.