Después de ser apresado y convertido en esclavo en África, como consecuencia de un naufragio, Robinson Crusoe llega a una isla deshabitada cerca de la desembocadura del río Orinoco y se enfrenta al reto de crear un nuevo modo de vida, partiendo de cero. Con el tiempo, y tras ver desembarcar en la isla a varios grupos de caníbales, libera al que iba a ser una de las víctimas, Viernes, y encuentra así compañía. Entre los dos, además de ampliar las plantaciones de la isla, consiguen liberar a algunas otras víctimas, entre ellas a varios españoles que también habían naufragado.
En buena medida, la segunda parte relata la ausencia de Robinson de la isla, y concluye con unos viajes por China y Rusia en los que el protagonista de Defoe entra en contacto con pueblos y costumbres muy distintos a los que se presentan en la primera y vive experiencias tan asombrosas como ser perseguido por una manada de lobos o ser atacado por un oso. Sin embargo, la organización social, una de las cuestiones que más ha contrubuido a dotar de importancia a la novela, se convierte en una de las centrales, junto a los temas del colonialismo, la relación entre pueblos con costumbres que chocan o la consideración de la cultura, la tecnología y la ciencia como armas de doble filo puesto que no siempre conducen a una mayor felicidad.
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