En Wickwood la tensión se respira en cada sendero; Andrew regresa para alejarse de su hermana y acercarse a Thomas, su amigo ilustrador, pero pronto descubre que lo inesperado se ha instalado en lo cotidiano en No dejes entrar al bosque. La novela, firmada por C.G. Drews, plantea una intriga crecientemente oscura: la desaparición de los padres de Thomas, manchas de sangre en su ropa y una criatura que cobra vida desde los dibujos del propio amigo.
Con una prosa tensa y atmosférica, el relato explora la delgada línea entre la imaginación y el horror tangible; al seguir a Andrew al bosque se revelan monstruos que no pertenecen solo a la fantasía sino que amenazan relaciones y vidas reales. El eje emocional —la obsesión que empuja a ambos jóvenes, el peligro que crece y la posibilidad devastadora de que salvarlo todo exija destruir a quien más se ama— convierte la lectura en una experiencia perturbadora y absorbente, donde el suspense psicológico y la intensidad dramática se mantienen hasta su desenlace.