Ni muerto has perdido tu nombre

A partir de un enigma que atraviesa décadas, Ni muerto has perdido tu nombre presenta la búsqueda de Federico Santoro, un joven de veintiún años empeñado en recomponer los fragmentos que dejaron la dictadura y la desaparición de sus padres. Firmado por Luis Gusmán, el relato articula la tensión entre la espera y la revelación: Ana Botero aparece como posible llave de respuestas mientras Varelita aprovecha las heridas para extorsionar y revivir el terror en quienes aún viven con la ausencia.

La novela avanza con una prosa que combina tensión y hondura ética, y coloca a los personajes en un escenario donde las cuentas pendientes se cobran o se saldan con la misma crudeza del origen. Federico, Ana, Varelita, Varela y su esposa convergen en un desenlace donde la memoria exige sentido y la identidad se reconstruye entre huellas, silencios y pequeñas revelaciones; el espanto y la perfección narrativa se hermanan para ofrecer una obra de belleza paradojal y duradera.