Esta novela examina la fragilidad y la resistencia de los afectos a lo largo del tiempo. En Los veranos olvidados, la narración parte de una idea que atraviesa el relato: «No es valiente el que no tiene miedo, sino el que lo tiene e intenta enfrentarse a él». La autora Andrea Longarela construye a partir de Vera, Sara y Alexander una trama donde la adolescencia dejó nudos que parecen indestructibles y, sin embargo, se tensan con decisiones cobardes y silencios prolongados.
La historia transita entre veranos a la orilla del lago y la soledad actual de Sara, interrogando por qué la magia de antaño se desvanece. Con un tono íntimo y preciso, la novela aborda el miedo, el rencor y el fracaso, al mismo tiempo que explora las resoluciones valientes que permiten rehacer los vínculos. Es un relato sobre las distintas formas del amor —familiar, de amistad y el amor de verano que perdura— y sobre cómo cada elección redefine el mundo emocional de quienes habitaban esos veranos.