A través de una prosa refinada y cargada de sugerencias, Livia o enterrado en vida. El quinteto de Aviñon II plantea un doble plano narrativo donde la memoria y la recreación literaria se solapan hasta volver incierta la frontera entre lo sucedido y su relato. Bajo el impacto de la muerte de Constance Tu, la voz narrativa construye una evocación de personajes y anécdotas que conversa con la verdad histórica y con las filigranas de la invención, creando una atmósfera exquisitamente sensual y a la vez áspera en su ironía.
La figura de Aubrey Blanford surge perfilada con precisión gracias a las reconstrucciones subjetivas del narrador, que dejan entrever afectos, antipatías y lagunas de conocimiento que enriquecen la caracterización. Firmado por Lawrence Durrell, este volumen ofrece tanto a los lectores que conocieron El cuarteto de Alejandría un reencuentro necesario con personajes que pedían más páginas, como a quienes se acercan por primera vez, una introducción lúcida y sugerente a un universo literario implacable en su belleza.
El juego entre lo vivido y lo literaturizado constituye el núcleo estético de la obra: cada recreación revela tanto al narrador como a sus obsesiones, y somete al lector a una lectura activa, escrutadora y cautivadora. La escritura de Durrell se impone por su control del tono y la intensidad, entregando una experiencia de lectura que combina ironía, voluptuosidad y una claridad implacable en la observación humana.