En una fábula urbana que combina ironía y claridad narrativa, Lingua Franca plantea una inquietante hipótesis: renombrar pueblos y ciudades para seducir al turismo y al capital, poniendo la toponimia en manos del patrocinio corporativo. La narración acompaña a Miles Platting, un profesor de literatura que abandona la erudición por la promoción del cambio, y está contada con la voz precisa y mordaz de William Thacker.
La novela explora el conflicto entre modernidad mercantil y memoria colectiva, mostrando cómo la propuesta de Miles provoca desde debates encendidos hasta atentados, y plantea la dura disyuntiva entre resistir o renunciar al lenguaje común. Con una prosa elegante y concisa, Lingua Franca desnuda, con lucidez e ironía, la batalla contemporánea por «vender la historia y el lenguaje a las empresas», obligando al lector a reconsiderar el precio de la novedad y el sentido de pertenencia en tiempos de mercado.