En este crudo y sereno relato, el exministro y economista Hernán De Solminihac narra cómo los acontecimientos personales más devastadores transformaron su vida; en La vida golpea ( a veces demasiado) fuerte comparte la experiencia íntima del instante en que descubre a su esposa sin vida y el impacto del daño cerebral de su hija mayor, Javiera. La prosa combina recuerdos directos con reflexiones templadas por la responsabilidad pública y privada, y evita el sensacionalismo para dar paso a una honestidad que conmueve sin concesiones.
El libro explora el duelo, la impotencia y la soledad, pero también las decisiones cotidianas que permiten sostener la existencia cuando todo parece desmoronarse. A lo largo de sus páginas aparecen episodios concretos —la inmovilidad de Alejandra aquella madrugada, la frase materna «Todo sucede para mejor»— que funcionan como anclas narrativas y éticas; la voz del autor no pretende ofrecer recetas, sino mostrar cómo podría reinventarse una vida marcada por la pérdida, el trabajo público y la búsqueda de sentido. La obra se lee como un testimonio de resistencia emocional y de reconstrucción, escrito con la claridad y la mesura propias de quien ha vivido intensamente tanto el dolor como la responsabilidad.