En una exploración sombría y elegante de la ciudad y de la identidad, La trilogía de Nueva York reúne tres novelas que reinventan la tradición policial desde la introspección y la ambigüedad narrativa. En La ciudad de cristal, Daniel Quinn, escritor de literatura policíaca, recibe una llamada telefónica de un desconocido que lo toma por un detective y le encarga un caso; en Fantasmas, un detective privado y el hombre al que debe vigilar se implican en un juego de ocultamientos que transforma el entorno urbano en un laberinto claustrofóbico; y en La habitación cerrada, el protagonista debe confrontar los recuerdos de un amigo de la infancia al recibir la noticia de su desaparición.
La economía del lenguaje y la precisión de la atmósfera convierten estos relatos en ejercicios de tensión psicológica y formal. La narrativa despliega recursos de la metaficción para cuestionar la fiabilidad de la percepción y la identidad, articulando misterio y reflexión en igual medida.
El conjunto constituye una muestra representativa del trabajo de Paul Auster, cuya escritura opta por la sobriedad y la intensidad emocional, y ofrece al lector una experiencia lectora que privilegia la incertidumbre, la ciudad como personaje y el conflicto entre la memoria y la investigación.