Una novela autobiográfica, contundente como un preciso uppercut, que ofrece una mirada implacable sobre el «Sueño Americano» desde los vencidos; en La senda del perdedor el joven Henry Chinaski recorre su infancia, adolescencia y juventud en Los Ángeles durante la Depresión y la Segunda Guerra Mundial, enfrentando un padre que finge acudir al trabajo, una madre maltratada y la dureza cotidiana; la voz que lo narra pertenece a Charles Bukowski, y se distingue por su crudeza, su humor seco y una ausencia total de autocompasión.
Sin concesiones, la obra retrata jefes aterrorizados por superiores, patios traseros, bares sórdidos y oficinas de desempleo donde Chinaski aprende reglas de supervivencia implacables; escrita con un tono estoico y preciso, La senda del perdedor transparenta una fraternidad con todos los chinaskis y los underdogs de la «otra América», transformando la amargura en una narración de honestidad brutal y contenida elegancia.