Con una escritura que conjuga patetismo e ironía, La engañada explora el estremecimiento íntimo de una mujer madura cuya pasión por un joven profesor altera su vida cotidiana y despierta recuerdos de lo que creía perdido. La narración, concentrada y precisa, pone en primer plano la lucha entre una voluntad personal férrea y la rigidez del destino, mientras las conversaciones entre Rosalie y su hija Anna aportan una profundidad psicológica que enriquece cada escena; la aparición del «cisne negro» acentúa la inexorabilidad del destino sin anular la mirada compasiva del relato.
En manos de Thomas Mann la novela se convierte en un estudio intimista sobre la condición femenina y la conciencia humana, donde el sentimiento y la ironía se equilibran con una precisión formal distintiva. Esta obra conmueve por su intensidad emocional y su claridad estilística, ofreciendo una lectura reflexiva para quienes buscan profundidad narrativa y una prosa que observa la vida con ternura y serenidad intelectual.