Como en un cuento de hadas, Arno conoce a Sara a los 15 años. No tiene la menor duda: ella es el amor de su vida. Pero Sara no es lo que parece ser. Una tarde le dirá: Me gustan los amores infelices, y lo deja. ¿Fin de esta historia? No. Mucho tiempo después, se reencuentran. Ahora sí: matrimonio, pasión, hijos. Arno es un músico consumado, que ordena su vida de manera amable, pero férrea. Como si fuera un pentagrama extendido. Sara, aún hoy, tras tantos años, sigue siendo un misterio.
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