En un pequeño pueblo del suroeste de Michigan, un cocinero sin nombre pasa sus días tras la plancha del bar local, atendiendo a una clientela de costumbres a la vez absurdas y conmovedoras. En Kétchup lo mundano se convierte en un escenario de insólita belleza y brutal sinceridad: una llama piloto siempre encendida, un pato con peinado de Elvis o una conversación sobre sándwiches de queso fundido funcionan como imágenes que exploran la supervivencia y los lazos humanos en medio del caos cotidiano. La narración combina humor negro y una extraña luminosidad que tiñe cada escena con una mezcla de ternura y desgarro.
El estilo seco y directo que construye Sam Pink potencia la sensación de rutina transformada en metáfora; la traducción logra preservar las peculiaridades de la voz narrativa y su esencia irreverente y desgarradora. Kétchup reúne episodios breves y punzantes que, juntos, dibujan una poética de los instantes más banales y proponen una reflexión sobre el absurdo y la extraña belleza de la existencia cotidiana.