La novela explora con implacable lucidez el declive moral y afectivo de un protagonista que no encuentra acomodo en la sociedad; en Indigno de ser humano el narrador Yozo relata en primera persona su entrega a excesos, su dependencia del alcohol y la morfina y la contradicción de ser sostenido por afectos que no logran redimirlo, mientras su voz alterna entre la autocrítica y una amarga ironía. La intensidad del relato y la economía de recursos estilísticos convierten la obra en un estudio profundo sobre la alienación, la culpa y la fragilidad de la identidad en el Japón de posguerra, firmado por Osamu Dazai.
Considerada en buena medida autobiográfica por la inclusión de episodios de la vida del autor, la novela fue publicada en 1948 y desde entonces ha marcado a varias generaciones; su impacto se ha traducido en adaptaciones cinematográficas y televisivas, así como en versiones en manga a cargo de creadores como Junji Ito y Usamaru Furuya. La lectura ofrece tanto la crudeza de un testimonio íntimo como la pulcritud de una escritura que sostiene el efecto dramático sin retórica innecesaria, lo que explica su lugar destacado en la literatura japonesa contemporánea y su amplia recepción entre lectores y críticos.