La publicación que redefinió la mirada sobre lo clásico marcó un antes y un después en la historiografía del arte. En su obra Historia del Arte de la Antigüedad, el autor Johann Joachim Wincklemann plantea una premisa esencial: la belleza trasciende el tiempo y el espacio y las manifestaciones artísticas pueden entenderse como el resultado de procesos evolutivos análogos a los de la vida.
Publicado por primera vez en Dresde en 1764, este estudio recorre con rigor las expresiones plásticas de egipcios, etruscos, persas y, de manera predominante, los griegos, estableciendo una continuidad entre civilizaciones que fue novedosa para su época. Su agudeza crítica y atención al detalle lo convirtieron en fuente de referencia e inspiración para figuras como Goethe y Schiller, y mantienen su vigencia como herramienta de consulta para investigadores, docentes y creadores interesados en el arte clásico.