En el primero de los textos, Mercurio, nos habla de las “delicias de la vejez”; en De mi propia vida expresa su inmenso sentimiento de gratitud por haber tenido una existencia vital e intelectual plena. En Mi tabla periódica, Sacks evoca su afición a las ciencias físicas y a los elementos de dicha tabla. Y en Sabbat recoge su complicada relación con la religión de sus padres, el judaísmo.