En estas memorias póstumas, la mirada atenta de Janet Malcolm reconstruye un pasado tejido por imágenes y ausencias; en Fotografías fijas la autora traza su biografía desde la niña que dejó Praga en 1939 hasta los rascacielos de Nueva York, y aborda con precisión la familia, los amores, su matrimonio y la experiencia profesional en The New Yorker, así como el juicio que la llevó al banquillo.
La obra combina fotografías con piezas finales escritas con la sabiduría de una larga trayectoria vital: fragmentos que actúan como destellos de cámara y que, acumulados, articulan una reconstrucción íntima y original de la identidad. Este relato a contraluz, en la estela de Roland Barthes, W. G. Sebald y Sophie Calle, ofrece una lectura conmovedora y rigurosa donde cada imagen se convierte en detonante de memoria y reflexión, y la voz de Malcolm se muestra precisa, reflexiva y profundamente humana.