Con una mezcla de humor macabro y suspense, El pequeño vampiro llamado clementillo conduce al lector a un vecindario donde los caramelos y bombones parecen multiplicarse hasta llenar camiones, aunque bajo esa aparente fiesta hay un sonido inquietante: «¿quién llora en el jardín?». La narración transforma la dulzura de los regalos en una inquietud creciente que mantiene la atención y despierta la imaginación.
Firmado por Nicola Lisci, el cuento propone una atmósfera juguetona y siniestra a la vez, perfecta para quienes disfrutan del contraste entre lo cotidiano y lo sobrenatural. Con ritmo ágil y descripciones que rozan lo grotesco, ofrece una historia terrorífica sobre lo que podría ocurrirle a tus dientes, donde cada escena suma misterio y humor negro hasta el final.