En los últimos meses de la Guerra Civil, Clotilde, artista gráfica que dibuja caricaturas para los diarios republicanos, asiste al ocaso de una época y al drama personal que implica la desaparición del país conocido. En El niño que perdió la guerra la voz se centra en la resistencia de una madre que ve cómo su marido, militante comunista que trabaja para los rusos, decide enviar a Moscú a su hijo Pablo, de apenas cinco años; la novela, escrita por Julia Navarro, traza con precisión histórica y hondura emocional el trayecto de ese envío clandestino y la travesía del comandante Borís Petrov por una España en llamas.
La narración combina el pulso periodístico y la sensibilidad literaria para explorar los dilemas éticos, la lealtad ideológica y el precio personal de las convicciones en tiempos de conflicto. Con escenas que alternan la cotidianidad de Madrid y la prospectiva del destino soviético, la novela plantea cómo la construcción de un nuevo orden político se paga con pérdidas íntimas, y cómo el abandono, la esperanza y la supervivencia forjan la memoria de quienes quedan atrás.