La novela plantea un agudo contraste entre la bondad y la corrupción social; en El idiota Fiódor Dostoyevski sitúa al príncipe Mishkin, un hombre de naturaleza bondadosa e ingenua que regresa de un sanatorio en Suiza y se enfrenta a las convenciones y las pasiones de la alta sociedad de San Petersburgo. A través de un relato que combina intensidad dramática y penetrante observación psicológica, la novela muestra cómo la honestidad y la pureza pueden convertirse en blanco de incomprensión, celos y traiciones.
Con personajes inolvidables —la frágil y espectacular Aglaya y la atormentada Nastasia, entre otros— la obra despliega un examen profundo de la condición humana, la noción del amor verdadero y las tensiones entre idealismo y corrupción. La prosa emotiva y la construcción de situaciones límite invitan a una lectura atenta que revela matices éticos y sociales, y que prolonga su impacto mucho después de pasar la última página.