En la calma engañosa de Varela de Mar, pueblo donde la playa desaparece con la marea y existe un faro que guarda heridas, se despliega El faro de los amores dormidos, una novela que entreteje nostalgia, secretos y la posibilidad de reapertura emocional. «Una historia bellísima sobre amores de verano, mareas imprevistas y un secreto que permanecerá para siempre en el corazón de los lectores», Alice Kellen, anuncia el tono íntimo y luminoso de esta narración que no renuncia a la ternura ni al dolor.
Alba regresa tras cinco años huyendo del lugar donde aprendió el alcance del desamor; allí le esperan Pelayo, su abuelo que comienza a olvidar, y Enol, un joven enigmático obsesionado por las mareas. En manos de Andrea Longarela la trama avanza con pulso delicado, equilibrando los silencios con diálogos que exploran la memoria y la reparación. «Alba, vive el presente. Porque un día será pasado y te atormentará no haberte dado cuenta antes de que todo acaba, incluso lo que creías que era para siempre.» Estas palabras condensan la urgencia emocional que atraviesa el relato y subrayan la posibilidad de que dos historias inacabadas reciban una segunda oportunidad.