La novela parte de una hipótesis fascinante: en El enigma de Qaf un narrador sostiene la existencia de un octavo poema de la Edad de la Ignorancia, legado por su abuelo emigrado a Brasil que conocía los versos de memoria. La trama combina la pesquisa por Oriente Medio con la presentación a los eruditos, que califican el hallazgo como «fraude de calidad», y propone al lector una indagación sobre la autenticidad, la tradición y la invención literaria.
Con una prosa que alterna la erudición y el brillo inventivo, Alberto Mussa se acerca a la fusión entre mito y cotidianidad; así lo confirma el propio autor en esta obra, cuyo nombre aparece como eje narrativo. Firmada por Alberto Mussa, la novela remite a bibliotecas y laberintos, a mujeres que hechizan, a desiertos y genios maravillosos, y reúne los rasgos que han consolidado su reconocimiento, incluidos el Premio Casa de las Américas y el otorgado por la Asociación Paulista de Críticos de Arte: singularidad, invención y una capacidad sostenida para hacer verosímil lo fabuloso.