Graham Greene construye una fábula de tensión moral y humor negro en la que la confusión convierte a un hombre corriente en el eje de un conflicto mayor: El cónsul honorario narra cómo un secuestro destinado a liberar a presos políticos captura por error a Charles Fortnum, un cónsul honorario que vive del whisky y de la apariencia de su rango, y que queda en manos de un grupo de guerrilleros liderado por un sacerdote que fue antaño su amigo.
Con una prosa sobria y calculada, Greene disecciona la culpa, la lealtad y la fragilidad de las instituciones, transformando un incidente aparente en un estudio incisivo de carácter y convicción. El pulso narrativo sostiene la intriga mientras aflora la ambigüedad moral de los protagonistas, ofreciendo una lectura intensa y reflexiva que combina la tensión política con la profundidad psicológica.