Con una calma narrativa que contrasta con la tensión que describe, El colectivo recrea un pueblo de provincias de los años setenta donde, un buen día, el colectivo deja de parar y la rutina se deshace. En esta novela, la escritora Eugenia Almeida despliega una prosa serena y precisa que construye climas crecientes de inquietud y sospecha.
La ausencia del ómnibus funciona como detonante: lo que comienza como desconcierto y asombro deviene en furia, en rumores y en un rencor comunitario que expone envidias, penas y temores largamente acallados. La pareja de jóvenes llegada de la ciudad se convierte en chivo expiatorio, y su desesperación por partir revela tanto la fragilidad del tejido social como las razones ocultas que los empujan a huir. Ambientada en los años de plomo argentinos, la narración muestra con mesura cómo la violencia y la exclusión se filtran en los gestos cotidianos y, en ocasiones, culminan en la muerte.
Sin caer en sentimentalismos ni abusar del color local, El colectivo demuestra un dominio del ritmo y del ambiente que obliga a la reflexión sobre cómo se fragilizan las comunidades ante la sospecha y el miedo. La novela ofrece una lectura sólida y contenida, cuyo valor reside en la precisión emocional y en la aguda observación social de su autora.