En esta narración íntima y precisa se explora la disolución de un hogar y la capacidad de la imaginación para sostener a quien la habita: El árbol y la vaca, de Adrian N. Bravi, sigue la mirada de Adamo, un niño que contempla el naufragio de su familia mientras busca refugio en la rama de un tejo y en la presencia de una vaca que solo él percibe. El contraste entre un padre ensimismado en obsesiones ornitológicas y una madre cada vez más distante dibuja un paisaje doméstico de erosión emocional donde la infancia se protege con ingenio y ternura.
Con una prosa suave y ligeramente alucinatoria, Bravi combina un humor sutil con una aguda sensibilidad para captar la magia de los instantes aparentemente nimios. El árbol y la vaca se propone como una narración contenida y profunda sobre la resistencia afectiva: la imaginación actúa como punto de fuga y puente hacia la adultez, dejando en el lector la impresión de una novela escrita con delicadeza y mirada compasiva.