La presión le puede a Greg Heffley. Su madre cree que los videojuegos disminuyen su capacidad intelectual y quiere que se olvide de la consola para explorar su «lado creativo». En Diario de Greg 11. A toda marcha el protagonista decide rescatar la vieja cámara de vídeo de sus padres para demostrar su talento y filmar una película de terror, un plan que mezcla ambición desmedida y comicidad cotidiana. Esta entrega, escrita por Jeff Kinney, mantiene la voz irreverente y las situaciones embarazosas que caracterizan la serie.
El relato acelera con rodajes improvisados, efectos caseros y una sucesión de contratiempos que multiplican los problemas de Greg, produciendo momentos de humor físico y verbal que conectan con lectores jóvenes y adultos. La combinación de texto y recursos gráficos agiliza la lectura y potencia el tono satírico; es una obra pensada para quienes disfrutan de historias en las que la imaginación choca con la realidad, con personajes entrañables y desbordes creativos que generan risas y reflexión sobre las consecuencias de las decisiones más alocadas.