La máxima «El que quiere nacer tiene que destruir un mundo» marca el pulso de una narración en la que, paso a paso, se revela el itinerario interior del joven Emil Sinclair en Demian, firmado por Hermann Hesse. Con una prosa que combina intensidad lírica y claridad psicológica, la novela explora el conflicto entre lo acomodado y lo auténtico, entre las normas heredadas y la exigencia de una vida interior vigorosa.
Esta obra de formación aborda la destrucción simbólica de un mundo previo como condición para la gestación de la identidad: la superación de una moral impuesta y la liberación frente a una herencia, una educación y un pasado que restringen. A través del arco del protagonista se despliega una reflexión profunda sobre el rechazo de lo preestablecido y el surgimiento de una vida interior más plena y coherente con la propia verdad.