Con un tono juguetón y reflexivo, este álbum plantea una reconstrucción empática del origen de los villanos de los cuentos: en Cuando el pequeño lobo se convirtió en el gran lobo feroz la narrativa revisa cómo pequeñas frustraciones y malentendidos pueden convertirse en una reputación feroz. La autora Esther Burgueño articula una fábula breve y visualmente sugerente que facilita a los niños comprender que la maldad percibida a menudo tiene causa y contexto.
La historia sigue al Pequeño Lobo en su viaje de 47 pisos para buscar a los Tres Cerditos; el ascensor se convierte en escenario de encuentros con personajes como «Conejo de Alicia», «Mamá Oca» y «Siete Cabritillos», y la generosidad del protagonista altera poco a poco su humor hasta provocar el soplido que lo transforma en el Gran Lobo Feroz. Las páginas están llenas de juegos visuales y guiños a otros relatos infantiles, lo que enriquece la lectura y ofrece capas de interpretación para distintas edades.
El libro aborda temas relevantes para la educación emocional infantil: la gestión de la frustración, la construcción de la identidad y la importancia de mirar más allá de las apariencias. La prosa y la composición gráfica trabajan en conjunto para convertir una fábula conocida en una oportunidad para que los niños pierdan el miedo al supuesto malo y desarrollen empatía sin trivializar las emociones fuertes.