Corre el año 1874 en la deslumbrante ciudad de San Petersburgo, capital de la Rusia imperial, y la vida es una fastuosa fiesta para las clases acomodadas; en ese contexto se presenta la obra de Lev Tolstói y brota la figura de Ana Karenina, una mujer bella, inquieta e inteligente, casada con el alto funcionario Karenin y madre de un hijo. Tras recibir la carta de su hermano Oblonsky, Ana parte en tren hacia Moscú para intervenir en el conflicto matrimonial de Dolly, y en el trayecto su encuentro con el conde Vronsky encenderá una relación cuya intensidad cuestionará los cimientos de la sociedad y conducirá a consecuencias irreversibles.
La novela despliega un retrato social minucioso y un estudio psicológico de gran profundidad: la tensión entre pasión y deber, la hipocresía de las convenciones y la búsqueda de identidad se presentan con claridad y sobriedad. La potencia narrativa y la sutileza moral de la obra permiten al lector comprender las dinámicas personales y colectivas de la Rusia decimonónica mientras se enfrenta a dilemas éticos y emocionales que siguen resonando en la actualidad.