En una remota mansión situada en una isla de la costa inglesa, diez personas que nunca se han visto son invitadas por un huésped desconocido a pasar unos días de descanso; cada llegada oculta motivos y secretos que pronto se tornan en amenaza. En Y no quedó ninguno la autora construye una atmósfera cerrada y claustrofóbica donde la convivencia se transforma en juicio y la sospecha recorre cada habitación.
La trama se despliega con precisión implacable: cada invitado carga con un pasado oscuro y un crimen por el que, según la lógica de la narración, debe pagar; lo que comienza como una estancia lujosa desemboca en una pesadilla de desconfianza y eliminación progresiva. El ritmo calculado, los giros inesperados y la economía de pistas convierten a esta obra en un ejemplo de maestría detectivesca. La voz que guía este dispositivo es la de Agatha Christie, cuyas técnicas de construcción del suspense y su talento para equilibrar personajes y trama hacen de esta novela una lectura absorbente para quienes buscan misterio bien resuelto.