Esta fábula política y satírica examina la dinámica del poder y la traición de los ideales; en ella, Rebelión en la granja relata cómo los animales se sublevan contra el trato cruel de los humanos y toman el control de la explotación agrícola. En manos de George Orwell la narración deviene alegoría contundente, donde la utopía se transforma en opresión y queda resumida en la sentencia «Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros.»
Orwell configura personajes simbólicos y situaciones reconocibles que muestran el proceso por el que las promesas de igualdad se corrompen por la manipulación del lenguaje, la reescritura de normas y la concentración del poder. La prosa, sobria y penetrante, convierte a Rebelión en la granja en una reflexión duradera sobre cómo los mecanismos sociales y discursivos pueden pervertir proyectos colectivos y sobre la fragilidad de la libertad cuando faltan controles, memoria y responsabilidad pública.