«Mi feminismo no es lo que tenemos entre las piernas, sino entre las orejas. Es una postura filosófica y una sublevación contra la autoridad del hombre.»Isabel se rebeló contra la autoridad masculina cuando su madre, Panchita, fue abandonada por su marido siendo ella muy pequeña. En su juventud luchó por la igualdad y participó en el juego de los hombres, compitiendo con ellos. Pero fue en la madurez cuando comprendió que había que potenciar el cambio. Un cambio activo que supone una manera de entender las relaciones humanas, de apostar por la justicia, por la emancipación de los colectivos más desfavorecidos y por los oprimidos del sistema a quienes invita a sumarse: «Bienvenides, como dirían los jóvenes de hoy, mientras más seamos, mejor»
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