En un barrio donde las fronteras entre juego y daño se vuelven difusas, Monstruo Azul relata la historia de un grupo que creció creyendo que podía jugar sin importar las consecuencias de sus actos. Esta narración plantea con sensibilidad preguntas sobre el respeto y la convivencia, y propone la empatía como herramienta para reconstruir relaciones dañadas.
Olga de Dios ofrece una fábula contemporánea que invita a la reflexión sobre cómo divertirnos sin hacer daño, cómo reparar lo afectado y cómo cultivar la empatía en la convivencia diaria. El texto destaca por su claridad y por presentar conflictos cotidianos que facilitan conversaciones en familia o en el aula sobre límites, responsabilidad y cuidado del otro.