Con reglas claras y decisiones tácticas en cada turno, Llama propone una experiencia ágil y llena de tensión por mantener el marcador lo más bajo posible. Diseñado por Reiner Knizia, cada persona comienza con seis cartas; la baraja mezcla cartas de llama y cartas numeradas del 1 al 6, lo que genera combinaciones sencillas pero significativas para la gestión de la mano.
En cada turno puedes jugar una carta, robar una carta o retirarte de la ronda, y la decisión de arriesgar o asegurar puntos define la dinámica del juego. Los puntos negativos se contabilizan con fichas y si en una ronda logras jugar todas tus cartas puedes eliminar una ficha, reduciendo tu puntaje; la partida termina cuando un jugador alcanza 40 puntos y el ganador será quien tenga el total más bajo, una mecánica que premia la planificación, el riesgo calculado y la lectura de las jugadas ajenas.