El relato fundacional del viaje y de la astucia heroica que atraviesa la literatura clásica se presenta en La Odisea, obra atribuida a Homero. En sus páginas se reconstruye el retorno de Ulises a Ítaca tras la guerra de Troya, un peregrinaje de veinte años en el que confluyen la intervención divina, el enfrentamiento con monstruos legendarios y situaciones que exigen tanto coraje como inteligencia.
Organizada en veinticuatro cantos y estructurada en tres secciones —la travesía de Telémaco, la narración del regreso de Ulises y la resolución con los pretendientes de Penélope—, esta epopeya expone una sucesión de episodios que han modelado la narrativa occidental: encuentros con Circe y Calipso, el descenso al Hades, el paso por Escila y Caribdis, el canto de las sirenas y el enfrentamiento con el cíclope Polifemo. A lo largo de su desarrollo, Ulises pone en juego su «métis» y su capacidad para transformar la adversidad en oportunidad, mientras la tensión entre la voluntad humana y los designios divinos, representados por figuras como Palas Atenea, articula una reflexión sobre poder, identidad y destino.
