Con una prosa tensa y precisa, La chica del tren relata la cotidianeidad fracturada de Rachel, cuya mirada en el tren de las 8.04 transforma instantes en obsesión; cada viaje ofrece un paisaje repetido y la ilusión de conocer la vida ajena: una pareja perfecta, desayunos en la terraza y nombres inventados que cobijan deseos y envidia.
A través de un suspense psicológico que desmonta la percepción y juega con la memoria y la verdad, la narración convierte un fugaz instante en el motor que sacude certezas y desvela secretos domésticos de consecuencias inesperadas. Firmada por Paula Hawkins, la obra combina ritmo cinematográfico, personajes complejos y giros que mantienen la tensión hasta la última página, condensada en frases que revelan su atmósfera como «Tú no la conoces. Ella a ti, sí.»