Desde su infancia marcada por la adversidad y la firmeza moral, Jane Eyre acompaña el itinerario de una protagonista que se impone frente al abandono y la desigualdad. La autora Charlotte Bronte despliega una prosa que combina intensidad emocional y precisión psicológica, recreando con detalle el maltrato en la casa de su tía, las privaciones del internado Lowood y la complejidad de su estancia como institutriz en Thornfield Hall.
En este relato conviven el suspense y la reflexión moral: el encuentro con el señor Rochester, el descubrimiento del secreto que se oculta en el ático y la lucha por la autonomía personal configuran una trayectoria que redefine la voz femenina en la novela decimonónica. La obra muestra una capacidad singular para describir los sentimientos y las decisiones de sus personajes, presentando a una protagonista que toma las riendas de su destino sin renunciar a la integridad emocional.