Cada uno de nosotros posee su doble etérico, el cuerpo astral, aunque muchas veces no lo sabemos. La literatura de la investigación psíquica incluye numerosos casos de personas que han tenido experiencias «fuera del cuerpo». En ocasiones, surgen a raíz de un accidente serio. A veces llegan durante el curso de una enfermedad grave o son el resultado de la conmoción provocada por una noticia trágica o una vivencia angustiante. Sin embargo, todas estas experiencias también pueden provocarse de un modo no traumático, consciente. Es por esto, precisamente, que debe leerse a Oliver Fox, quien ofrece una metodología precisa para inducir las experiencias «fuera del cuerpo», sin importar cómo las entendamos cada uno de nosotros.
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