La narración gira en torno a Jed Martin, un artista cuya mirada sobre el mundo se construye a partir de recuerdos y anécdotas cotidianas; en El mapa y el territorio la prosa combina ironía, precisión y una introspección lúcida. Firmada por Michel Houellebecq, la novela traza con sutileza el tránsito de un creador desde la intimidad doméstica hasta el reconocimiento público, ofreciendo una reflexión sobre la relación entre la obra y la identidad.
A través de episodios concretos —una avería del calentador un 15 de diciembre, la figura de un padre arquitecto, las noches junto a Olga— se despliega la trayectoria de Jed: su serie de retratos «oficios» que le granjea fama mundial, la aparición del propio Michel Houellebecq como personaje y su colaboración con el comisario Jasselin en la resolución de un caso criminal cuya aterradora puesta en escena deja una impronta duradera en la policía. El relato culmina en una serenidad contenida, cuando la voz de Jed se reduce a murmullos, y propone una lectura aguda sobre los mapas que dibujamos entre la creación artística y el territorio social.